miércoles, 25 de marzo de 2009

Demagogo

Antes de llegar siquiera al salón se imaginaba tratando de explicar un sentimiento que no podía describir. Diría algo así como:
-Era muy curioso el estar ahí. Podría decir usted que a uno se le dormían las piernas, pero a la vez, y aunque la sensación era muy parecida, no era eso. Yo me sentía demasiado vivo en esa extraña pasividad física, esa inquietud mental que daba tanta tranquilidad. Si usted supiera la energía…
Y su público (debería tenerlo, después de las muestras de prodigio que daría, cómo no tenerlo) estallaría en exclamaciones típicas como “oh”, “ah” y “fantástico”, onomatopeyas clásicas de la mediocridad y de la incapacidad para comprender lo que no se ve.
-Lo que ustedes tienen que comprender es que este tipo de meditación no es broma alguna. Elevar el alma al Cosmos no es tarea sencilla, incluso a mi me costó en un principio. Recuerdo aquella vez que (…)
Así estaría por horas, con una extensa perorata de pura palabrería y estupidez, hasta que se cansara de hablar y diera lugar a las preguntas y a la discusión.
Pero solo se imaginaba, pues en la cuadra siguiente lo esperaba un singular y extraño accidente, que terminaría con su vida terrenal hasta que volviera a nacer.

jueves, 12 de marzo de 2009

Diario

Te puedo imaginar sin esfuerzo, tirada en tu cama, probablemente leyendo un libro (tu último fue García Márquez) y escuchando Mozart o algún clásico de esos que te fascinan, así como la luna, la noche y el sonido de los bosques cuando llueve. Siempre fuiste tan rara, tan única, diferente. Siempre fuiste vos y nadie más, a diferencia mía que soy tantas personas a la vez que ya no sé quién soy (esquizofrénico, multifacético... ¡pobre!). Y es que vos sos una mujer sencilla María, todo te parece tan obvio, tan fácil. No sé cómo haces, si sos ingenua e inocente o si simplemente no te interesa. Para vos nacemos, vivimos, amamos y morimos, así de simple. Y si hay alguna complicación en el medio, bueno, cuestión de resolverla y listo, qué tampoco es tan difícil che. Claro, vos pensás que todo está bien, pero la realidad es que sos muy idiota en tu ignorancia, pensando que lo sabés todo, cuando no es así.

Perdón, tenés razón, me equivoqué. No sos ninguna idiota, acá el idiota soy yo. Idiota, celoso, envidioso, complicado y tan clásico en mi amargura. Es que no entiendo, no te entiendo y a mi mucho menos. Es como si todo el tiempo estuviera perdido en un río metafísico. Pero vos no debés saber qué es un río metafísico, y la verdad que no vale la pena intentar explicarte, porque no vas a saber entender y yo me voy a cansar y ya me estoy quemando con la colilla del cigarrillo. Mejor un poco más de vino y algún disco viejo de jazz o blues, que me tranquilizan el alma.
Ahora si, te puedo volver a imaginar. Seguro que no avanzaste ni dos páginas, siempre tan lenta, tan llena de paciencia y no sé para qué, la verdad... en eso somos muy diferentes, no te quepa duda. ¿Te acordás del paseo por los bosques de palermo? Esa vez que vimos a Martín disfrazado de mujer, molestando a las putas de medianoche. Qué nerviosa te pusiste, y eso que yo traté de explicarte que el muy jodido estaba cumpliendo una apuesta, que en uno de los árboles el enano estaba filmando y el video era para su cumpleaños número treinta. Al final te largaste a llorar y nos tuvimos que ir porque con tu escándalo se nos iban a venir encima. Terminamos durmiendo en tu departamento que ni sillones tenía, tuve que tirar un colchón en el piso y vos te plantaste ahí nomás, con un olor a vino que matabas y que combinado con el mío dormía a cualquiera que pasara por ahí
Te extraño María, sabés que si... mejor dejo de escribir por un rato y me voy a fumar un cigarrillo afuera, que la noche está hermosa y recién empieza.

miércoles, 11 de marzo de 2009

Temprano amanecer
tu amor es un espejo
reflejo de mi ser
ya tengo voz de viejo
ojos te atardecer
el invierno está lejos
lejos de tu querer
(temprano amanecer)

sábado, 7 de marzo de 2009

Hada


Detendré la noche
para que en su vigilia
la luna pueda ver
a través de su ventana
la luz de tu sonrisa

miércoles, 4 de marzo de 2009

Silencio en el mundo

No voy a hacer una presentación muy larga, porque esta chica que por aquella época tuvo doce años lo dice todo. Más, ella se lo merece, pero no de mi parte, si no de todo aquel que escuhó o vaya a escuchar este hermoso discurso.
Reto a cualquiera a recalcar un error, y cuando digo a cualquiera me refiero a todos ustedes, y cuando digo reto me refiero justamnete a eso, a desafiar, a ver quién tiene las agallas para responder.