jueves, 23 de abril de 2009

Missing stuff

Tienen que hacer clic en las fotos para verlas enteras (si no, no tiene gracia). Después subo el texto





martes, 14 de abril de 2009

Ciclos

INTRODUCCIÓN

Shilen belbaus uns'aa nindol belbol lu' Usstan orn morfeth ilta vhaid
(Shilen me dio este don, y yo haré que se sienta orgullosa)

Y de pronto hubo luz, y con ella llegaron el sonido, el olfato y el tacto.
Poco a poco la criatura comenzó a arrastrarse por el suelo, desnuda, gimiendo lacónicamente, como si el solo hecho de estar allí fuese más que un suplicio. Su piel, de un tono grisáceo e indefinido, se reflejaba en los tres espejos presentes, colocados de forma triangular para crear así un vórtice de energía en el medio que hacía de prisión (curiosamente, el lugar en donde él se encontraba). Esa imagen era lo único que podía ver: su cuerpo, inerte y carcomido por el tiempo y los perversos caprichos de Yssala.
Daba lástima verlo.
No sabía cuánto había estado ausente, pues de donde venía el tiempo no transcurría de la misma manera que en la Realidad, como si no estuviera hecho de la misma consistencia de la que estaba hecho el espacio. Podrían haber sido días, semanas, inclusos meses o un año. La última vez que viajara hacia aquel lugar no habían sido más de cinco minutos, pero cuando regresó su cuerpo era el de alguien cinco años mayor. Esa era una de las razones por las cuales no había vuelto, hasta que tuvo que hacerlo.
-Elfo idiota, ¿en qué te has convertido ahora?
Ignorando el dolor, logró sentarse y cruzar sus piernas, colocando una sobre la otra (sospechaba que había perdido gran parte de su sensibilidad al tacto pues estaban muy entumecidas, casi dormidas con ese gracioso cosquilleo). Tardó unos segundos en enfocar la vista, pero poco a poco se acostumbró a la oscuridad que antes le había parecido luz, y pudo, finalmente, verse en uno de los espejos, el más grande a juzgar por su reflejo y la sensación de pequeñez que experimentó.
¿Era realmente él? Aquello no podía ser cierto, le habían dicho que el ciclo no terminaría hasta dentro de doscientos años, a menos que… pero no, era imposible, no podía haber pasado tanto tiempo, y sin embargo allí estaba, vistiendo otra vez aquella piel de drow que tanto tiempo había añorado, incluso aún cuando se lo negara, tratando de convencerse de la igualdad entre las razas, de que ser un elfo era lo mismo a ser un hijo de Eva o Paagrio.
-Debo encontrarlos –se dijo en voz alta-. Debo encontrarlos y decirles la verdad, por más que no entiendan del todo mi naturaleza, deben saber quién soy, si es que aún siguen aquí.
Buscó con la mirada el modo de salir de aquella habitación. El habitáculo tenía forma circular y no había manera de entrar a la vista, a menos no sobre el nivel del suelo. Alzó la vista y comprobó que lo que antes había pensando era un cielorraso, no era más que una lámina de cristal. Sonrió burlón. Ahora sólo necesitaba algo con qué romperlo y creía saber qué utilizar.
A unos pocos metros del círculo principal, en el que estaban colocados los espejos, había una lanza de asta de hierro y cuerpo de madera, pintada con runas de Mithril y símbolos arcanos, parecidos a los que adornaban el marco del espejo principal.
-Es como si quisieran que probara –murmuró, midiendo la distancia entre el suelo y el techo y la fuerza que tendría que utilizar para dar el golpe justo- Supongo… que tendré que activar la trampa.
Sin embargo, justo cuando estaba por agarrar la lanza, una pared de energía se materializó alrededor del círculo. Sin detenerse a tiempo, chocó contra ella y de pronto salió disparado hacia el centro de la figura. Cayó al suelo con un golpe seco y no se movió durante un minuto.
Cuando levantó la vista, la volvió hacia el espejo principal. ¿Cómo no se había dado cuenta antes? Era demasiado obvio, incluso para él. ¿Es que Yssala lo tomaba por tonto?
Esta vez con precaución, se puso de pie. Giró sobre sí mismo e irguiéndose en toda su altura, desnudo y con el miembro colgándole entre las piernas, atravesó el Portal, por última vez, hacia la Realidad.